Aquel verano de 1811 las cabezas decapitadas de cuatro de los sujetos que habían levantado alborotado a las turbas a luchar contra la Corona Española, colgaban de las cuatro esquinas del edificio conocido como La Alhóndiga en la ciudad de Guanajuato, en la Nueva España, pero quienes horrorizados contemplaban aquel espectáculo, ignoraban que uno de los líderes de aquel movimiento había salvado la vida en circunstancias muy especiales…
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