En 1968, el economista Gary Becker, publico un artículo denominado “Crimen y castigo. Una aproximación económica”. En este estudio el profesor de la Universidad de Chicago, desarrolla la idea que la decisión que toma una persona de delinquir o respetar la ley, como cualquier acción humana, se sustenta en una decisión económica de costo-beneficio. Así el costo que represente la comisión de un hecho delictivo será contrapesado con el beneficio que dicha acción acarre y si el primero es menor que el segundo, existirá la tendencia a cometer el hecho delictivo.
Esto encuentra una estrecha relación con el fenómeno de la impunidad, que es definida por el diccionario de la Real Academia de la Lengua, como la falta de castigo; si consideramos que uno de los principales costos del delito, es la sanción que este acarrea, encontramos que: a menor impunidad, mayor riesgo de costos de la acción delictiva, sean directos como: prisión, multa, restricciones de traslado, o indirectos, como la pérdida del trabajo o la posibilidad de encontrar uno e inclusive sanciones no institucionales como el repudio social.
De lo anterior que el individuo neutral ante el riesgo de los costos que implica la acción delictiva, prefiera actuar dentro de los márgenes legales. Sin embargo, si los índices de impunidad, o falta de castigo, a la acción delictiva, son altos, se reduce el riesgo del pago de los costos de la acción delictiva y por tanto se propician las conductas criminales.
Otro factor a considerar es lo que se denomina nivel de honestidad que tiene sus sustento en la escala de valores, el cual tenemos todos los individuos y cuyos grados pueden variar conforma a una serie de factores como la formación familiar, la educación, la religiosidad, etc. Este nivel de honestidad y la propia escala de valores, se traduce de lo individual a lo social y así encontramos que las sociedades tienen también un nivel de honestidad que influye en la decisión individual y social de la comisión de acciones delictivas, lo que se encuentra directamente relacionado con la degradación de los valores que deriva de una economía de mercado que sustituye una serie de valores tradicionales por el éxito económico.
El otro aspecto económico que incide en los niveles delincuenciales es la brecha en la distribución de la riqueza, mientras más grande sea esta, más crecen los grupos sociales de bajos ingresos cuyos incentivos para dedicarse a las actividades lícitas para su subsistencia, se ven disminuidos.
En síntesis, la teoría que se analiza menciona como factores que favorecen las actividades delincuenciales en su relación costo-beneficio: la impunidad, el nivel de honestidad individual y social, la prevalencia del éxito económico sobre otros valores y la inequitativa distribución de la riqueza.
Lo anterior nos lleva a la reflexión respecto a cuáles son los niveles de estos factores en nuestra sociedad mexicana y que es lo que cada uno de nosotros en lo individual puede aportar para tener una sociedad más segura y pacífica.
Pero también a reflexionar sobre la necesidad de reducir los índices de impunidad a través de una política pública de combate al crimen y no de indolente permisividad, como ha ocurrido con los dos últimos gobiernos.