La noticia fue impresionante. Un cuarto de tablas y cartón donde vivía la madre con dos hijos, los inviernos gélidos de Chihuahua obligaban a calentarse bajo riesgo de morir por hipotermia. La extrema pobreza los torturaba y sólo se encontró la opción de prender una fogata dentro del cuarto para tener una temperatura que les salvara. La madre salió a comprar algo para darle de comer a sus hijos y cuando volvió se encontró con el cuarto convertido en una tea. Corrió y entró en busca de sus hijos. Ninguno se salvó, pero no los mató el fuego. En realidad los asesinó la pobreza extrema de que eran víctimas y de la que lo son, hoy día, más de 9 millones de personas, que acompañan a los restantes 43 millones que son víctimas de la pobreza.
Un nuevo proceso electoral se acerca y los mexicanos vemos, otra vez, que el sistema político no nos ofrece nada bueno: Una izquierda desmoronada cuyos miembros demuestran su falta de integridad ideológica al brincar, como chapulines en una plancha caliente, de un partido político a otro. Un líder que, durante 50 años de vivir de la política, se hace ver como el caudillo que salvará al país, a través de fórmulas que encierran mentiras y verdades a medias que no podrán cumplirse. Un hombre que ha vivido de la creación del caos y el desorden y que ve en eso su forma de hacer política; que promete haber cambiado sin que le sea creíble y que para colmo de males ha sabido lucrar con el descontento que existe en el país hacia la clase política en general. Es el único que puede acabar con todos los males que encierra la política mexicana, sólo él es la opción viable. ¡Al diablo las instituciones! Se ha expresado y con esto exhibido su egocentrismo total, las instituciones no pueden ser la base del país, lo debe ser un líder que le saque de la miseria en que le han hundido los políticos del sistema, sean del color que “haigan” sido, como se acostumbra a decir en el argot del poder. Ese Andrés Manuel que se presenta como el salvador de la patria, no es mejor que las demás opciones, a pesar de su aparente austeridad republicana.
El señor Meade ha sido un personaje muy adaptable a los tiempos políticos y a los factores del poder, no cabe duda que, como funcionario público, tiene amplia experiencia, pero no lo compensa en su carencia de quehacer político y para su mal está del peor lado de esta lucha por la presidencia en México, todo lo que está cerca del actual presidente tiene un hedor a podredumbre que no se puede disimular y él estuvo aliado a ese grupo durante un sexenio. La corrupción y el uso de los bienes públicos para beneficio propio o de terceros (empresarios, reales o fantasmagóricos) se ha evidenciado gracias al periodismo valiente que se ha fortalecido por la tecnología de la información que escapa a las largas uñas del poder. La de Enrique Peña Nieto ha sido la administración más corrupta de los últimos años. Sin importarles el bien del país, los nuevos priistas se han enriquecido con el dinero y los negocios públicos, como hacía mucho no se veía, y Meade, como parte de ese sistema, ha sido cómplice de esto por omisión o, muy posiblemente, por participación.
Cualquiera que tenga dos dedos de frente se da cuenta que un sujeto que a los 22 años era secretario particular de Francisco Garrido Patrón, gobernador de Querétaro, cuya administración estuvo llena de escándalos de represión a periodistas y enriquecimiento inexplicable, y al mismo tiempo cursó una maestría en la Universidad del Valle de México, seguido de un Doctorado en Ciencias Políticas en la UNAM, debe ser una persona superdotada para haber desempeñado ese importante cargo público y al mismo tiempo hacer los estudios referidos. No ha dejado de vivir del presupuesto pues brincó a la administración Calderonista como subsecretario de planeación turística, de ahí a donde buscan caer, todos los que no quieren dejar de vivir del presupuesto, la Cámara de Diputados, en donde llegó a la presidencia de la Mesa Directiva y dio su apoyo a las reformas estructurales de Peña Nieto. De ahí a la presidencia del Partido Acción Nacional y lo demás es historia reciente. ¿Cómo una persona que durante los últimos 17 años ha vivido de su sueldo como funcionario público puede mantener a su familia en una de las ciudades más caras de Estados Unidos, y visitarla cada semana? Realmente es Ricardo Anaya el chico maravilla ¿o habrá algo más?
Los independientes ya se colaron a la boleta electoral y a pesar que se soban las manos sintiéndose los grandes mandatarios del pueblo mexicano, la verdad es que ni Margarita Zavala ni «El Bronco» Rodríguez, ofrecen gran cosa. A la primera, no se le ven formas de presidente de nuestro país, el segundo que prometió al pueblo de Nuevo León concluir su mandato como gobernador y a la primera oportunidad rompió su palabra.
!Como extraño los tiempos en que la palabra de una persona representaba su honor¡
Un México en que más del 40% de la población está en la pobreza, con una clase política de esa calaña y con un país poderoso de vecino, cuyo dirigente sólo muestra hostilidad hacia nosotros, verdaderamente duele.